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lunes, 27 de diciembre de 2010

El llanto de Susan

Esa noche Susan vistió un dulce vestido crema y unos tacos que reflejaban el brillo en ella. Al verme cogió mi brazo y caminamos hacia el carro que había alquilado para esa noche. La llevé a la fiesta de graduación y ahí bailamos. Era estupenda la noche. Estaba, yo, ahí con la chica más guapa de quinto de secundaria. La música sonaba en todo el local como en la calle; la fiesta en el Jirón Herrera Ávila era un lugar estupendo para poder salir sin problemas a la calle.
La pista de baile estaba llena, ya no había espacio para alguna pareja más que quisiera incorporarse al ritmo y sonido de la música. Tomé su mano con rapidez y ella cogió mi hombro con su linda mano mientras sonaba una canción suave y romántica. Nos miramos, y ella apoyó su cabeza en mi pecho. Apreté su mano con delicadeza y lloró. Traté de ver su rostro y limpiar su tristeza con mi mano pero ella se resistió. Lloraba en silencio y en compas con la canción de amor. Al terminar de limpiarse cogí sus cachetes y la miré, y la besé. Gustó de nuestro beso pero sin embargo se alejó, se iba de la pista del baile, salía por la puerta, se iba del local. La seguí rápidamente y ella se paró en medio de la pista de la calle. Miró mis ojos. <> gritó. Cogí su brazo y ella se acurrucó en mi cuerpo sin dejar de llorar.

-¿Qué pasa, amor?
-Estoy embarazada.

La miré confundido, asustado, encolerizado. Se alejó de mí y cerró los ojos. Le agarré los brazos y ella volteó su rostro. La cólera salió de mí en lágrimas, empapando mi rostro.

-Pero… Si nunca tuvimos sexo.
-Lo sé, Leo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Decidí olvidarte

Diego.


Hoy decidí olvidarte, sacarte de mi vida y botarte en el mismo basurero donde tú arrogaste mi corazón. Te olvidaré porque será lo mejor para mí, porque así podré continuar con mi vida y seguir amando. Te alejaré en una caja blanca y te encerraré con candado y no podrás salir. Será algo bueno, ya no puedo esperar.

Cogeré tus cartas, peluches, canciones, juegos, fotos, collares, pulseras, y todo lo demás, y lo botaré así como te gusta a ti. Pero antes leeré tus cartas usando y mirando todo lo que me diste. Maltrataré mis sentimientos por última vez y recordaré los momentos de nuestra relación. Me suicidaré en mi interior, y podré botarlo sin ninguna interrupción. Y seré feliz sin ti.

Feliz sin ti, sin nada que me interrumpa, sin dificultades y sin vergüenzas. Me aferraré a la poca dignidad que me dejaste y viviré con ello. Viviré para no recordarte jamás, para que no te encuentre otra vez, para ser como era antes. Seré como ayer. Ya no puedo esperar.

No puedo esperar que me hables y me des tus cartas y las infinidades de cosas que harás para mí. No puedo esperar que me ames como yo a ti. Quiero pensar que me diste todo, y que no me quieres; y te tengo que olvidar. Pero aún no te conozco. Solo te miro en la calle donde sueles estar. Y es que aún no eres mío y no me has hecho daño pero yo ya te quiero olvidar.

De: Gloria.

A Sheyla

sábado, 18 de diciembre de 2010

Decirle que la amaba

Decirle que la amaba fue una mala idea. Sabía que ella aún sentía algo por André, sus sentimientos hacia él no se habían ido como yo lo había pensado. Después de ver cómo me decía que me consideraba como un amigo, opté por no llorar y darle una sonrisita hipócrita diciéndole que no se preocupara. Al parecer ella se tranquilizó y se puso algo alegre que lo comprendiera.

-¿Qué sientes por André?
-Lo amo.
-Eso me temí.

Mis manos no dejaron de sudar mientras ella me hablaba que no lo podía olvidar, que esos días felices seguían siendo de ella; sin embargo, no de él.

-Yo te amo solo a ti.
-No sigas, Samuel.

Volteó el rostro para no mirarme. Estaba llorando. No me había percatado cuándo esas lágrimas se deslizaron en mis mejillas. Y la verdad es que la amaba.

-¿Me puedes dejar solo?

Se paró y se fue. Me sequé las lágrimas con mis manos. Susurré:

-Pero, él no te ama-cogí mi valentía en mis pecho y absorbí la vergüenza en mí-. Yo, sí.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Joaquín y su ilusión

Joaquín me comentó un día que le gustaba una chica, ¿De verdad? Pregunté y él asintió con una mueca. Me contó que cuando la miraba sentía una enorme vergüenza que no sentía con otras chicas. Me susurró al oído, también, que se había enamorado. Hey, y ¿la conoces? Y me respondió que había intentado hablarle desde octubre pero su valentía de hombre suspicaz no le permitía. Pero háblale, pues, hombre. Su gestó cambió de un momento a otro encontrando su posición más cómoda en su rostro cansado. Tenía un plan. Me confesó que el plan lo había obtenido desde octubre y que nunca lo pudo cumplir. Pero, estamos diciembre, Joaquín. Su sonrisa no se iba de su rostro y miró a todos lados y se me acercó más diciéndome que esta vez iba en serio.


Un día Marta me contó que Joaquín le había contado sobre la chica y que él le iba a hablar; Y ¿cuándo te dijo eso? Y ella respondió: En octubre.

Ayer en la tarde, me encontré con él. Salíamos del instituto. Oye, y qué tal las clases. Bien respondió. Hoy mi teacher nos dijo que el proyecto sería en parejas. Y me comenzó a contar toda la clase, me arrepentí de haberle hablado. Llegamos al paradero y continuó soltando palabra tras palabra que a veces no llegaba a ningún punto. Oye, Kevin. Mira, ahí está. Volteé disimuladamente y le pregunté quién era. Me señaló a la chica y pude verla mejor. Bien pues, anda háblale. No way, me da palta. No dejó de verla hasta que subió a su carro. Oye, que mongol eres. Era para que vayas y le hables. Agachó la cabeza, y me dijo que no podía porque siempre estaba con sus amigos. Now, do you understand why I can’t talk to her? Su mirada se cortaba con suaves pestañeos. Lo miraba pero él no quería ser mirado. En esos momentos deseé que siguiera hablando de sus clases de inglés, pero su garganta se resistía a hablar.

Joaquín sabe cómo hablarle pero, desde siempre, supo que no lo iba a hacer. Sus tardes son noches sin ella, sin alguien, sin nada. Una vez lo escuché decir que no es un hombre al no poder hablarle a una chica. Lo traté de animar pero él me comenzó a hablar de que se sentía triste y que nada le podía animar. Dude, I feel so bad. The entire thing I thought I will do, I can’t. Every day I think I will do it but in the end of the day I see that I’m a fraud. I feel so bad, man. None can change who I am. I can’t talk to her and I can do nothing .Y siguió desquitándose hasta que se fue.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Nunca te dejé de querer

Te quise desde que mi hermana te presentó a la familia, desde que nuestras miradas se conectaron en esa chispa de pasión como aquella frase cursi de amor a primera vista. Mientras Sofía, mi hermana, no se enteraba de lo nuestro, nosotros nos veíamos seguido, salíamos, íbamos a aquel cine donde supimos que debíamos besarnos pero, sin embargo, no lo hicimos. Me llevabas a ese parque donde me robabas sonrisas con tu graciosa simpatía mientras mi hermana creía que estudiabas.


Y cómo olvidar los momentos felices que pasamos juntos, las cuales me hicieron quererte más y más. Y aún me acuerdo que una vez me cantaste la canción que compusiste para mí, y esos mil poemas de los cuales me leíste solo quince. Nunca olvidaré lo feliz que fui contigo y la enamorada que estaba y que aún lo estoy. Fuiste el amor que me inquietaba de noche y me enamoraba de día.

Y, yo, nunca te dejé de querer, aun cuando Sofi lloraba desconsolada en mi cuarto; arrodillada me expresaba que tú la engañabas. Mi hermanita mayor en medio de llanto me mostraba esas fotos que unos amigos suyos te habían tomado en el parque donde me llevabas. Pero aun así no te dejo de querer, aun cuando engañabas a mi hermana conmigo; y a mí, con otra.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Amor de noche

La noche anterior la tomé en mis brazos, y no la solté. Nos acurrucamos en la alfombra mientras nos besábamos, mientras nos amábamos. La tenue luz de la habitación hacía romántico el momento, con el suave sonido de una balada. Los pétalos de rosa esparcida por la habitación y las copas de champán eran perfectos. La noche perfecta con la mujer ideal. Nos amamos hasta cansarnos, y después del amor nos quedamos en la cama mirando el techo y pensando. Nos manteníamos tapados, un poco alejados. La miré algo cansado y ella cerró los ojos. Me pegué a su cuerpo y le acaricié los brazos, murmuró que me amaba. Y le contesté con un beso. Abrió sus ojos. Tocó mi pecho y echó a llorar mientras seguíamos besándonos. Rosé su cintura y ella me pegó a su pecho. Nos amamos de nuevo y dormimos tranquilos. Estábamos cansados por lo de la noche y por la boda de ese día.


Desperté y ella seguía durmiendo tranquila. La abracé y le obsequié un beso en la frente. Ella despertó, un poco despeinada, susurrando que nunca olvidaría esa noche y que, con motivo, me iba amar para siempre. Me costó creerle pero, sin embargo, lo hice sin saber que tres años después ella se iría de mi vida. Se iría con Raúl, el del buen cuerpo, dejando en ausencia de un padre a nuestro hijo Carlos. Y la besé con pasión y ella me besó también. Nos levantamos, nos cambiamos y salimos del cuarto. Nos despedimos y quedamos en encontrarnos.

Llegó la noche y ahí estaba de nuevo, toda ella, toda una mujer y toda una tentadora. Nos sentamos y hablamos, lloramos recordando. Y dormimos de nuevo, juntos.